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EM Coaching Diario de un Coach La chica de la silla vacía

La chica de la silla vacía



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Tomar clases de baile y no ir a bailar por miedo a no saber qué hacer, a cometer fallos. No tiene sentido. Piénsalo bien.

Pues claro que te vas a equivocar !!! Por supuesto que vas a sentir que tienes «dos pies izquierdos», que te va a costar encontrar el sentido del ritmo, que vas a estar más pendiente de no tropezarte con los demás bailadores. Como podrías no tener fallos si estás aprendiendo???

Pero por otro lado, cómo vas a aprender si no te expones, si no practicas, si no fallas, si no aplicas lo que sabes. Es necesario estar ahí, en el centro. Y entonces descubres que toda oportunidad es buena para practicar y sobre todo para verificar tus conocimientos y hacerlos realmente tuyos.

Me gusta la metáfora del baile. Bueno, como terapeuta me gustan toooodas las metáforas porque hacen fácil de entender realidades que pueden parecer sesudas en un primer momento. La clave es sencilla: practica, y luego practica un poco más, y después sigue practicando. Fallar se convierte entonces en un placer. Pero esto solo se descubre en la experiencia.

Hace poco te preguntaba qué superpoder te gustaría tener si pudieras elegir solo uno?. Y finalizaba el artículo diciéndote que la mayor habilidad social es entender y respetar a quien no tiene habilidades sociales. Esto lo pude experimentar anoche y me pareció un momento fantástico.

Te cuento: viernes noche, quedada con amigos para ir a tomar algo. La mesa de al lado se ocupa con un grupo de gente joven. Nos preguntan si pueden coger una silla. Por supuesto, les decimos, y continúa la conversación en nuestra mesa. Pasados unos segundos nos vuelven a preguntar lo mismo. Nuestra respuesta sigue siendo «claro que si, cojan la silla sin problema».

Pero noté que el chico que preguntaba y una chica se quedaban en silencio mirándonos. De hecho la chica empezó a poner caras raras mientras parecía que esperaba alguna reacción nuestra que no llegaba. Todo quedó claro cuando miré la silla que querían usar y me di cuenta de que había un bolso de una de nuestras amigas.

¿Por qué no decían nada? ¿No se habían dado cuenta de que no nos habíamos percatado del bolso? Volvieron a preguntar justo cuando me di cuenta y quitamos el bolso de la silla. Pero me quedé pensando sobre todo en la cara de la chica. ¿No era más fácil decir «tienen un bolso aquí»? Porque estaba claro que no nos habíamos dado cuenta hasta ese momento.

De la chica podría hablar de sus expectativas no cumplidas y de no ponerse en nuestro lugar pero hoy no voy por ahí. Te quiero hablar de la expresión fea de su cara hacia nosotros y sobre todo de la lógica reacción nuestra de pensar «pero esta niña es tonta que no sabe hablar, por que tiene que mirar así?»

Y sin embargo no pasó nada. Fue un momento muy sutil porque se entendió claramente y se respetó una situación en la que la escasez de habilidades sociales de la chica era evidente. El momento pasó. Y este es el punto: me alegré luego al pensar en que habíamos tenido una práctica preciosa así sin esperarlo.

Así que, gracias chica de la silla !!! XD
Toda oportunidad de practicar tus habilidades es bien recibida. Fantástico !!!

P.D qué habría pasado si no se hubiera entendido a la chica y nos hubiéramos sentido molestos por las «caritas» que nos ponía? te lo imaginas?

2 thought on “La chica de la silla vacía”

  1. Ok. Perfecta la metáfora del baile y toda metáfora que nos haga «más cercana y amigable» una idea que no es tan fácil expresar y hacerse entender.
    Tú pudiste practicar tus habilidades sociales, aunque en ese momento la tensión de la situación o la inexplicable reacción de la chica, te dejo «desconcertado», y es después, al reflexionar sobre lo sucedido, cuando les das las gracias por dejarte la oportunidad de practicar la teoría en la práctica. Y eso me parece lo más importante, la capacidad de preguntarse el porqué de la reacción de la chica, tratar de entenderla y respetarla, a pesar de estar claro que habilidades sociales no tenía, pero se hizo entender con lo que tenía o poquito sabia, la expresión de su cara , lo cual te permitió no apresurarte después en un juicio de valor, y al reflexionar deducir que algo te enseño y un favor te hizo: el poder practicar de forma «espontánea, sin casi darte cuenta, tus habilidades sociales, lo cual es de agradecer, pues cuanto más practicas más seguridad te da y más dominas esas habilidades que mucha gente desconoce, muy a su pesar, y tan útiles son.
    El aprendizaje constante hace al maestro. Me considero un eterno y humilde aprendiz, pues las puertas dejo abiertas para aprender algo más que el día anterior y, así, estaré cerca de ser un » fisquito» más sabio cada día

  2. Eternos aprendices, todos lo somos (esto ha sonado un poco Yoda, verdad? XD ). Todo es difícil al principio. Luego, cuando aprendes es como si te cambiaran de curso y vuelta a empezar. Los temas son siempre los mismos pero afinas cada vez más en los detalles. Buen trabajo Miguel y gracias por contestar !!!

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