Un neuromito es una idea o creencia sobre el cerebro que parece cierta pero que no está basada en hechos científicos. A veces, estos mitos se basan en estudios antiguos que no eran muy precisos o se han exagerado con el tiempo. Aunque son interesantes, no son verdades científicas. Un ejemplo clásico es que solo usamos el 10% de nuestro cerebro. Falso total. En realidad, usamos todo el cerebro, la mayoría para actividades inconscientes tan importantes como funciones corporales básicas tales como respirar.
Este mito siempre me ha parecido curioso porque para saber el 10% de algo tienes que tener como referencia cuál es su 100%, algo que si buscas en google te puede llevar a páginas como mínimo esotéricas y de misterio.
Otra creencia que ha calado mucho con el tiempo es la que dice que los dos lados del cerebro funcionan de forma independiente y que uno controla la creatividad y el otro el análisis y la lógica. Pero en realidad, los dos lados del cerebro trabajan juntos y se ayudan entre sí. Cierto es también que hay funciones que ocupan una gran cantidad de procesamiento cerebral, como es el caso del lenguaje, y tienden a estar lateralizadas (más presentes en uno de los lados) pero incluso en casos de accidentes el cerebro tiende a usar otras zonas para recuperar lo mas posible esa función.
También está el mito de que aprendemos mejor de acuerdo a nuestro estilo de aprendizaje, ya sea visual, auditivo o kinestésico. Sin embargo, no hay pruebas sólidas que apoyen esta idea. El cerebro es muy bueno integrando información de diferentes maneras y no se limita a un solo estilo de aprendizaje.
Otro mito que caló mucho en su momento fue el del «efecto Mozart«, que dice que escuchar música clásica, especialmente la sonata «K. 448» de Mozart, hace que los niños sean más inteligentes. Aunque escuchar música puede ser bueno para el ánimo y la relajación, no hay pruebas de que mejore la inteligencia. Seguramente por casa tengas algún dvd con música para bebés, se vendieron como churros en fin de año.
Además, se ha creído que los tres primeros años de vida son los más importantes para el aprendizaje. Si bien estos años son importantes, el cerebro sigue cambiando y aprendiendo durante toda la vida gracias a la plasticidad neuronal: la capacidad del sistema nervioso para modificar su estado creando nuevas estructuras y conexiones neuronales en función de las condiciones del medio.
Finalmente, hay quienes creen que se puede aprender mientras se duerme. Aunque nuestro cerebro sigue activo durante el sueño, no hay pruebas de que podamos aprender nuevas cosas en ese estado.
Es importante educarnos y aprender sobre el cerebro para no creer en estos mitos. Cuanto más sepamos, mejor podremos entender este órgano fascinante.
Referencias para Profundizar
«El Cerebro Humano: Libro de Trabajo» de Marian C. Diamond y Arnold B. Scheibel: Un recurso práctico para entender la anatomía y funciones del cerebro.
«Phantoms in the Brain» de V.S. Ramachandran y Sandra Blakeslee: Explora los misterios del cerebro con un enfoque en casos neurológicos únicos.
«El Cerebro Que Cura» de Álvaro Pascual-Leone y David Bartrés-Faz: Ofrece una mirada a cómo el cerebro se adapta y cambia, desmitificando varias creencias populares.
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