El problema con los pensamientos es que a menudo nos los tomamos demasiado en serio. Tendemos a creer que lo que pensamos es una verdad absoluta.
Pero si los pensamientos realmente tuvieran el poder que les damos, cualquier idea que te dieses a tí mismo cambiaría tu conducta de inmediato. Pero sabes que esto no es así.
Lo que lleva a la conclusión de que un pensamiento no tiene valor por el simple hecho de existir. Su validez depende del significado y la importancia que le damos.
No son verdades universales solo porque pasen por nuestra mente.

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