Ir al psicólogo y esperar que él te resuelva la vida es como ir a un restaurante, pedir un plato, y luego decirle al camarero que te ponga la comida en la boca.
Imagina la escena: el camarero te sirve un delicioso plato, pero en lugar de disfrutarlo, le exiges que él mismo te alimente. Por supuesto, te mirará con extrañeza porque sabe que su trabajo es preparar y servir la comida, no darte de comer a ti.
Lo mismo sucede en terapia. El psicólogo puede darte herramientas, orientarte y ofrecerte nuevas perspectivas, pero no puede hacer el trabajo interno por ti.
Esperar que el psicólogo solucione tus problemas es como esperar que el camarero mastique y trague por ti. El verdadero cambio depende de ti, de tu disposición a reflexionar, a probar nuevas maneras de actuar y a tomar las riendas de tu vida.
Al igual que en el restaurante, tú eres quien debe dar el siguiente paso, tomar la acción y digerir lo que necesitas para crecer.

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