Cuentan que un hombre de negocios muy exitoso decide irse de viaje por un largo tiempo.
Antes de irse, llama a tres de sus empleados de confianza y les entrega diferentes sumas de dinero, según sus habilidades y experiencia.
A uno le da una cantidad grande, a otro una cantidad moderada, y al último una cantidad pequeña.
Su única instrucción es que lo administren bien durante su ausencia.
El primero, lleno de entusiasmo y confianza en sí mismo, invierte el dinero sabiamente y logra duplicar lo que había recibido.
El segundo empleado, aunque más cauteloso, también se esfuerza por hacer crecer su parte, logrando también buenos resultados.
Pero el tercer empleado, sintiéndose inseguro y temeroso de fallar, decide no hacer nada con lo que le dieron. Guarda el dinero en un lugar seguro, evitando cualquier riesgo. Piensa que así, al menos, no perderá nada y podrá devolverlo tal cual cuando su jefe regrese.
Después de un tiempo, el hombre de negocios vuelve y llama a sus empleados para saber qué hicieron con lo que les confió.
Los dos primeros empleados, orgullosos, le muestran cómo duplicaron el dinero. Él se siente satisfecho, los felicita y les da más responsabilidades, reconociendo su esfuerzo y su buen juicio.
Pero cuando llega el turno del tercer empleado, este le devuelve el dinero exactamente como lo recibió. Le dice que tuvo miedo de perderlo y, por eso, prefirió no arriesgarse.
El hombre de negocios se siente decepcionado. No es por el dinero en sí, sino porque ve que el miedo paralizó a su empleado, impidiendo que intentara crecer y aprender. Le dice que, al menos, pudo haberlo puesto en el banco para obtener algún interés.
Esta historia nos hace pensar en cómo todos tenemos recursos, habilidades, talentos o oportunidades en la vida, y cómo a veces el miedo a equivocarnos o a no ser perfectos nos impide usarlos y crecer.
La lección aquí no es solo acerca de ganar o perder, sino de no quedarnos estancados por el miedo. Todos asumimos riesgos con nuestras capacidades y experiencia. Eso es lo que nos permite aprender y dar lo mejor de nosotros mismos con lo que tenemos.
Seguramente te mires y creas que tus capacidades son pocas. Pero no es eso lo que cuenta. Mucho o poco, puedes aprovecharlo o perderlo. Tu decides.
Si algo de lo que has leído hoy resuena contigo, quizás este sea un buen momento para dar un pequeño paso.
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