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Procrastinar para evitar el malestar




¿Te ha pasado que dejas para luego tareas que sabes que deberías hacer? Muchas veces no es porque no tengamos tiempo o recursos, sino porque no sabemos bien cómo enfrentarlas. Sin embargo, más allá de la tarea en sí, hay un patrón común: procrastinamos para evitar el malestar que nos provoca.


El verdadero motivo de la procrastinación

No importa si es estudiar, escribir un informe o limpiar la casa: cuando procrastinamos, estamos evitando una sensación incómoda. Puede ser miedo al fracaso, inseguridad, aburrimiento o simplemente el peso de no saber por dónde empezar. Al final, no es tanto la tarea como el malestar asociado a ella lo que nos detiene.


Cómo afrontar tareas incómodas paso a paso

La clave para romper este ciclo está en reconocer ese malestar, aceptarlo y actuar a pesar de él. Aquí tienes algunas estrategias prácticas:

Divide la tarea en pasos pequeños
A menudo, lo que nos bloquea es ver la tarea como algo abrumador.

Por ejemplo, en lugar de «terminar un proyecto», comienza con algo manejable: «Reúno toda la información necesaria en los próximos 20 minutos.»

Clarifica lo que quieres conseguir
A veces procrastinamos porque la meta no está clara. Dedica unos minutos a responder:

¿Qué quiero lograr con esta tarea?
¿Qué significa «terminada» para mí?

Tener un objetivo definido ayuda a reducir la incertidumbre.

Acepta el malestar y avanza
Reconoce que es normal sentir incomodidad. Cambia el enfoque:

En lugar de pensar: «No quiero hacer esto porque es difícil,» di: «Esto es difícil, pero puedo empezar poco a poco.»
Recordarte que el malestar es temporal te ayudará a actuar.

Enfócate en el proceso, no en el resultado
Muchas veces, nos paraliza pensar en el producto final. Cambia la perspectiva a:

¿Qué puedo hacer ahora mismo para avanzar un poco?
Esto reduce la presión y te permite centrarte en lo que está bajo tu control.

Hazlo tu prioridad por un tiempo limitado
No necesitas resolver todo de una vez. Prueba la técnica de los 5 minutos:

Dedica 5 minutos a la tarea con la libertad de parar después. A menudo, empezar es la parte más difícil, y el impulso te llevará a continuar.


Aceptar el malestar como parte del proceso

La procrastinación no se trata tanto de la tarea en sí, sino del malestar que sentimos al enfrentarnos a ella. Lo que evitamos no es hacer, sino lidiar con emociones como la inseguridad, el miedo o la pereza. La clave está en aceptar ese malestar como parte del proceso, dividir la tarea en pequeños pasos y avanzar con claridad sobre lo que queremos lograr.

A veces, un poco de guía o apoyo externo puede marcar la diferencia. Si sientes que necesitas ayuda para gestionar este tipo de situaciones, estaré encantado de acompañarte en este camino.

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