¿Ha sido una pérdida de tiempo? Tiempo… Tú no tienes noción de tiempo. Crees que sí, pero no. Porque tienes mucho más por delante que por detrás. Para ti el tiempo sólo es una idea. Para mí son años, con recuerdos atrapados tras una puerta cerrada. Y todos tus amigos, tus seres queridos, están en alguna parte, al otro lado de ella. Podrás hablarme de tiempo cuando no seas capaz de atravesar esa puerta. Cuando los segundos se conviertan en años.”
— Silo, episodio 6: La Reliquia
El tiempo… pensamos que lo entendemos, que lo controlamos. Pero si nos detenemos, ¿qué es realmente? Algo tan familiar, pero al mismo tiempo, inasible. Es curioso cómo lo vemos pasar, lo contamos, lo dividimos, y aun así, nunca lo poseemos.
Una idea que se escapa
El tiempo es algo que sentimos profundamente, pero no siempre lo comprendemos. Decimos que algo fue largo o que se pasó volando. Sin embargo, eso no tiene que ver con el reloj, sino con cómo lo vivimos. Un momento significativo puede sentirse eterno, mientras que días enteros pueden desaparecer sin dejar rastro.
Pensamos en el tiempo como algo lineal, como un recurso que tenemos o gastamos. Pero, ¿y si sólo fuera una idea? Algo que usamos para darle sentido a nuestra existencia. No lo tocamos ni lo vemos. Y, aun así, dejamos que dicte nuestras vidas.
Recuerdos tras puertas cerradas
Hay momentos que quedan atrapados en el pasado, tras puertas que no podemos volver a abrir. Son esos instantes que se convierten en recuerdos, a veces dulces, a veces amargos. Y aunque no podamos volver a ellos, los llevamos con nosotros, como ecos que nos acompañan.
Quizá, esas puertas no necesitan ser abiertas. Tal vez están ahí para recordarnos lo que hemos vivido, lo que hemos aprendido, y también lo que hemos dejado ir. Porque, al final, lo que importa no es intentar recuperar el pasado, sino aprender a vivir con él.
Cuando el presente se siente lejano
“Cuando los segundos se convierten en años”. Esa frase resuena profundamente porque todos hemos sentido momentos así: instantes en los que el tiempo parece detenerse, en los que un solo segundo se siente eterno. A veces, esos momentos están llenos de alegría; otras, de espera o de dolor.
El reto está en no dejar que esos segundos se apoderen de nosotros. En encontrar maneras de volver al presente, de tomar el control y darle un sentido a lo que hacemos con nuestro tiempo, aquí y ahora.
El tiempo como una invitación
El tiempo no es un enemigo ni un recurso que se agota. Es una invitación constante a vivir. Nos recuerda que cada segundo que pasa es una oportunidad: de conectar, de aprender, de crear algo que trascienda.
No se trata de entender el tiempo perfectamente, porque quizá nunca podamos hacerlo. Se trata de vivirlo, de sentirlo, de aprovecharlo. Y, sobre todo, de asegurarnos de que cuando miremos atrás, veamos algo más que puertas cerradas. Que veamos un camino lleno de significado.
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.