Rostro sereno con circuito digital sobre la cabeza y frase “Usar inteligencia artificial no te hace menos válido”.

No temes a la IA sino a parecer incompetente



Rostro sereno con circuito digital sobre la cabeza y frase “Usar inteligencia artificial no te hace menos válido”.

Era cuestión de tiempo que el tema de la inteligencia artificial entrara en consulta. Y es curioso, porque podríamos pensar que ya estamos más que acostumbrados a convivir con la tecnología: usamos el móvil para casi todo, nos apoyamos en apps, dejamos que el GPS nos guíe . Pero la IA despierta algo distinto. Nos pilla con el pie cambiado.

Y eso me hace pensar: ¿qué sucede con la forma en que nos relacionamos con esta tecnología en concreto que no sucede con las demás?

Porque no es solo un tema de uso. Detrás de frases como “no le veo utilidad” o “yo no la necesito” noto siempre que se esconde algo más sutil. Una sensación casi vergonzosa de que usar IA puede hacernos parecer menos profesionales, menos auténticos. En resumen: menos válidos.

Pedir ayuda sigue siendo tabú (aunque sea a una máquina)

Hasta hace dos días se creía que pedir ayuda era sinónimo de débiles. Me gusta pensar que ya hemos superado esa etapa.  Y ahora que esa ayuda se la pedimos a una máquina. veo cómo se activa una vieja herida: el miedo a parecer incompetente.

Me pasa en consulta. Personas que sienten vergüenza de usar herramientas como ChatGPT para preparar una clase o redactar un texto. Profesionales que temen que otros piensen que están haciendo trampas. Estudiantes que esconden que se apoyan en IA por miedo a que los demás piensen que no saben hacer las cosas por sí mismos. Todo eso forma parte de lo que podríamos llamar una resistencia emocional al uso de la tecnología.

Y, en el fondo, esa resistencia no es más que otra cara del miedo a no valer.

La IA es una herramienta, no una amenaza

Como ocurre con muchos miedos, el miedo a la inteligencia artificial comienza a diluirse cuando nos damos el permiso de probar, de explorar, de aprender con curiosidad. Sin vergüenza.

Siempre lo digo: la inteligencia artificial no es tan inteligente como parece. No piensa, no siente, no decide. Es una herramienta multiusos. Bien utilizada, puede ayudarte a liberar tiempo, generar ideas, crear materiales de apoyo. Puede ser una aliada en la docencia, en la escritura, en la vida cotidiana. Pero para eso hace falta aprender a usarla sin miedo y sin culpa.

Y, sobre todo, hace falta recordar que sin una persona detrás, la IA no hace nada.

¿Y si el problema no fuera técnico, sino interno?

Así que no, el problema no es la IA. El problema es cómo te sientes tú cuando no sabes algo. Es esa voz interna que dice que no estás a la altura. Que si usas una herramienta de apoyo vas a parecer flojo, torpe o poco auténtico.

Desde el coaching ontológico, acompañar estos miedos implica explorar qué se mueve en ti cuando sientes que necesitas ayuda. Y qué te dices a ti mismo cuando sientes que no sabes.

Porque al final, no se trata solo de cómo usar la IA en el aula o en el trabajo, sino de cómo cuidar el valor que te das… incluso cuando no lo sabes todo.

 

Si algo de lo que has leído hoy resuena contigo, quizás este sea un buen momento para dar un pequeño paso.

📌 Primera consulta gratuita

📍 Modalidad: Online o presencial en Santa Cruz de Tenerife

🏠 Dirección: C/ Ruiz de Padrón, 18, 38002 Santa Cruz de Tenerife

📅 Más información sobre cómo trabajo

📅 Agenda tú mismo la cita en el horario que mejor te venga

💬 Escríbeme por WhatsApp y cuéntame en qué punto estás

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Post