¿Por qué dos personas pueden reaccionar de manera completamente diferente ante la misma situación? Mientras que una afronta un problema con calma, otra puede estallar en ira o sentirse paralizada. Esto sucede porque entre lo que nos ocurre (el estímulo) y nuestra reacción (la respuesta) existe un «filtro invisible»: nuestras creencias, emociones, experiencias pasadas y el estado interno.
El psiquiatra Viktor Frankl nos recordaba que, en ese espacio entre estímulo y respuesta, reside nuestra verdadera libertad: la capacidad de elegir cómo interpretamos lo que vivimos y cómo actuamos ante ello. Sin embargo, nuestra percepción no es neutral, sino que está influida por múltiples factores, como nuestra cultura, educación y procesos cognitivos.
Para ilustrarlo mejor imaginemos a dos compañeros de trabajo, María y Juan. Un día, su jefe les dice que quiere hablar con ellos. María entra en pánico, convencida de que la van a despedir. Juan, en cambio, piensa que quizá le ofrezcan un nuevo proyecto. ¿Qué hace que reaccionen tan diferente? No es lo que pasa, es cómo lo interpretan.
En este artículo exploraremos el modelo E-O-R (Estímulo – Organismo – Respuesta), que explica cómo procesamos la realidad antes de reaccionar, y analizaremos cómo la cultura y la educación influyen en nuestras respuestas. También veremos estrategias prácticas para ampliar el espacio entre estímulo y respuesta, de modo que podamos tomar decisiones más conscientes y alineadas con lo que realmente queremos.
Modelo E-O-R: ¿Realmente elegimos nuestras respuestas?
El modelo E-O-R fue formulado por Robert S. Woodworth en 1929 como una evolución del modelo conductista clásico de Estímulo-Respuesta (E-R) de Pavlov y Watson. Woodworth introdujo el concepto de organismo como una variable intermedia que influye en la forma en que una persona reacciona ante un estímulo.
🔹 E (Estímulo): Algo sucede en nuestro entorno (alguien nos critica, recibimos una mala noticia, nos enfrentamos a un reto).
🔹 O (Organismo): Aquí es donde se procesa la información a través de nuestras creencias, experiencias previas, emociones y estado fisiológico.
🔹 R (Respuesta): La acción o reacción que finalmente tenemos ante la situación.
Más adelante, autores como Albert Ellis y Aaron Beck, desde la psicología cognitiva, profundizaron en cómo los pensamientos y creencias (variables organísmicas) afectan nuestras respuestas emocionales y conductuales.
Es decir, no reaccionamos al mundo tal como es, sino a través del filtro de nuestras propias interpretaciones.
¿Cómo te afecta esto en el día a día?
¿Te sientes identificado (o a alguien cercano) con estos ejemplos?:
📌 Caso 1: Tu jefe te dice que quiere hablar contigo más tarde.
Si tu filtro es la inseguridad, piensas: «Seguro que hice algo mal y me va a regañar.»
Si tu filtro es la confianza, piensas: «Tal vez quiere proponerme algo interesante.»
📌 Caso 2: Envías un mensaje a un amigo y no responde.
Si tienes miedo al rechazo, puedes pensar: «Me está ignorando porque no le importo.»
Si tienes seguridad en ti mismo, piensas: «Seguro está ocupado y responderá después.»
Estos ejemplos muestran cómo las variables organísmicas son las que realmente determinan nuestra respuesta, no el estímulo en sí.
Influencia de la cultura y la educación
Nuestra manera de percibir y reaccionar ante el mundo no es solo personal, sino que está condicionada por la cultura en la que hemos crecido. Lo que para una sociedad es normal, para otra puede ser incomprensible.
🌏 Culturas colectivistas vs. individualistas
Japón y Corea del Sur (culturas colectivistas): Enfatizan la armonía social y el «nosotros» sobre el «yo». Desde pequeños, las personas aprenden a suprimir respuestas impulsivas para evitar confrontaciones y priorizar el bienestar grupal.
Estados Unidos o Reino Unido (culturas individualistas): Se valora la expresión personal y la autonomía. Se enseña que defender opiniones propias es una fortaleza, por lo que las personas pueden responder con más asertividad en situaciones de conflicto.
🛡️ Actitud ante el fracaso y la resiliencia
En Alemania o Finlandia, el fracaso se ve como parte del aprendizaje, lo que genera respuestas más resilientes ante los errores.
En España o Latinoamérica, muchas veces se asocia el error con vergüenza o incompetencia, lo que puede llevar a respuestas más evitativas o temerosas.
Cómo el coaching ontológico te ayuda a transformar tu filtro
El coaching ontológico trabaja sobre el espacio entre el estímulo y la respuesta, ayudándote a hacer consciente el filtro con el que interpretas la realidad y a modificarlo para generar nuevas posibilidades.
En sesión, se exploran preguntas como:
🔹 ¿Qué historia me estoy contando sobre esta situación?
🔹 ¿Desde qué emoción la estoy interpretando?
🔹 ¿Qué otro significado podría darle?
A través del lenguaje y la conversación, el coach ontológico te ayuda a identificar creencias limitantes, ampliar perspectivas y diseñar nuevas respuestas. Además, se crean prácticas concretas para aplicar estos cambios en el día a día.
(Caso en sesión) Ana solía reaccionar con ansiedad ante las críticas en el trabajo. Durante la sesión, identificó que su filtro estaba marcado por una creencia de infancia: «Si me critican, significa que no valgo.» A través de preguntas y ejercicios, logró cambiar esta percepción y ahora responde con apertura en vez de angustia.
Cambia tu filtro, cambia tu vida
No vemos el mundo como es, sino como somos. Nuestras variables organísmicas determinan si vivimos en una realidad limitante o llena de posibilidades.
La buena noticia es que podemos modificar nuestro filtro y elegir respuestas más alineadas con la vida que deseamos.
Si quieres profundizar en este trabajo, el coaching ontológico te ayuda a hacer consciente tu filtro personal y rediseñarlo para que juegue a tu favor. Reserva tu sesión gratuita y descubre cómo transformar tu forma de ver el mundo.

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