Ilustración conceptual de personas interconectadas con la frase “Ningún proyecto se sostiene solo”

El mito del emprendedor solitario



Ilustración conceptual de personas interconectadas con la frase “Ningún proyecto se sostiene solo”

Lo veo a menudo.
Gente brillante que se queda paralizada en sus proyectos o decisiones importantes.
No por falta de recursos.
Sino por una exigencia silenciosa: que todo tiene que salir de uno mismo.

¿Y cuál es, para muchos, la prueba de fuego de que “ya ha llegado el momento”?
Pues tenerlo todo claro. Sentirse en un estado emocional perfecto.
Estar en calma. En foco. En control.

Y cuando eso no llega… aparece el juicio:
“Todavía no estoy preparado”
“No es el momento”

La leyenda del héroe solitario

Nos han contado que el «verdadero emprendedor» es autosuficiente, con visión, carácter … con «agallas»

El modelo que se repite es el del héroe solitario:
el que empieza desde cero, se lo carga todo a la espalda y, a pesar del mundo, lo consigue.

Pero ese mito tiene un precio altísimo:
te hace sentir que si necesitas apoyo, estás fallando.
Que si dudas, ya no encajas en el papel que la sociedad te ha dado.

Y eso no solo no es cierto.
Es una trampa.

Porque ningún proyecto nace en una burbuja, aislado del mundo. Ningún cambio importante ocurre sin red, sin diálogo, sin contexto. Y ningún emprendedor debería tener que cargar con el mundo en silencio.

¿De dónde viene esa exigencia?

Vivimos en una cultura que idealiza al individuo autónomo.
Donde el éxito parece residir en una sola cabeza, un solo nombre, un solo mérito.
Las grandes empresas tienen el nombre y la cara de su CEO. Los líderes se mitifican. Y el esfuerzo colectivo se borra.

En sociedades más colectivistas se entiende que el logro es de todos. Que una empresa no es la visión de uno, sino el movimiento de muchos.
Pero en la nuestra, la narrativa es otra:
el que pide ayuda es débil,
el que duda no sirve,
el que necesita compañía está fuera de juego.

Esa narrativa se cuela en tus decisiones, en tu forma de emprender, en cómo juzgas tus procesos.

Esta forma de pensar no se queda fuera sino que se convierte en una voz interna que no sólo evalúa tus resultados sino también cómo los has conseguido.

Hasta que terminamos creyendo que si no lo has logrado solo, en realidad no lo has logrado “de verdad”.

Es una exigencia profundamente sádica.

Ningún proyecto se sostiene en el vacío

Mira la realidad. Tu empresa es un organismo vivo que crece, se alimenta y se sostiene en todos los vínculos que ha creado con las personas que han formado parte de su historia.

Haz el ejercicio de trazar todos esos vínculos. Mentores, libros, conversaciones, clientes, errores, colegas, amigos, hasta desconocidos.

Verás que nunca fue solo tuyo.
Y que, curiosamente, eso no lo hace menos tuyo.

Somos interdependientes. También tú has formado parte de los proyectos de otros. También has sido ese cliente que dió sentido, ese amigo que sostuvo, ese mentor que encendió algo en ti.
También tú has sido oxígeno.

Ningún proyecto se sostiene en el vacío.
Todo lo que construyes depende  (en mayor o menor medida) de otros. Todo lo que otros construyen depende (en mayor o menor medida) de ti.

Creo que esto coloca a todo proyecto en un punto realmente maravilloso al devolvernos al lugar donde todas las ideas nacen: el vínculo con los demás.

Si algo de lo que has leído hoy resuena contigo, quizás este sea un buen momento para dar un pequeño paso.

📌 Primera consulta gratuita

📍 Modalidad: Online o presencial en Santa Cruz de Tenerife

🏠 Dirección: C/ Ruiz de Padrón, 18, 38002 Santa Cruz de Tenerife

📅 Más información sobre cómo trabajo

📅 Agenda tú mismo la cita en el horario que mejor te venga

💬 Escríbeme por WhatsApp y cuéntame en qué punto estás

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Post