Seguro que cuando empieza a llover no dices cosas como «la vida no es justa» o «yo no debería mojarme». Te quejas, si, porque es incómodo y poco más..
Porque sabes que la lluvia es parte de la vida, que no puedes controlarla, solo adaptarte: abriendo un paraguas o simplemente corriendo hasta llegar a un lugar seco.
Así es la vida con sus problemas y dificultades. Nos toca a todos, en diferentes formas y momentos, y no sirve de nada culpar al destino o esperar que todo sea perfecto.
Cuanto antes aceptes que las molestias, los obstáculos o las situaciones incómodas son parte del viaje, más fácil será encontrar la manera de enfrentarlas sin quedarte atrapado en la queja.
La clave está en saber que no estás solo en esto, todos enfrentamos tormentas, y aunque no puedas detener la lluvia, sí puedes elegir cómo responder a ella.
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