Heidegger y el arte de habitar el tiempo

«Los días se escapan. Hago cosas que no sé muy bien por qué hago. Todo se repite, como en el Día de la Marmota.» Esto me dijo una consultante hace poco. Todos en alguna ocasión hemos estado ahí.

Esa sensación de repetición… sin sentido.
Vacío.

Heidegger decía en su obra Ser y Tiempo que la existencia no está dada, es algo que vamos haciendo.
Y es cierto que nos construimos a la vez que construimos la vida. Justo por eso, cada vez que sientes esa sensación vaga de que falta algo, de que hay algo que no va como tendría que ir, se te enciende el chip de “hacer”, y empiezas a cambiar: dejas un trabajo, rompes una relación… mil cosas más.

Y a lo mejor es lo que necesitas (si es lo que quieres). O quizás descubres que, al poco tiempo, estás en una vida diferente sintiéndote… igual de vacío que antes.

Te vas a preguntar de nuevo “¿qué quiero hacer?” cuando la cuestión es: “¿desde dónde lo estoy haciendo?”

¿Desde dónde lo estás haciendo?

Esa pregunta apunta a tomar conciencia del lugar interno desde el cual actuamos. No se refiere al lugar físico ni a la acción externa en sí, sino a la disposición existencial desde la que tomamos decisiones, sostenemos relaciones o emprendemos cambios.

Por ejemplo:

No es lo mismo cambiar de trabajo por miedo que hacerlo desde una búsqueda de coherencia.
No es lo mismo decir “sí” por culpa que hacerlo desde el deseo genuino de estar.
No es lo mismo avanzar desde el automatismo que hacerlo desde una presencia consciente.

Preguntarte “¿desde dónde lo estoy haciendo?” es abrir un espacio para detectar si tus acciones nacen del piloto automático del deber, la expectativa, la evasión… o si están conectadas con lo que eres de verdad.

Impropiedad o autenticidad

Para Heidegger, el ser humano (Dasein) no es una cosa, sino una posibilidad abierta. Y sin embargo, vivimos muchas veces en lo que él llama la impropiedad (Uneigentlichkeit): un modo de vivir dominado por el “uno” (das Man), es decir, lo que se espera, lo que se hace, lo que se dice… pero sin apropiarnos de nuestra existencia.

Cuando actuamos desde ese lugar impersonal —desde lo que toca, lo que hay que hacer, lo que se espera—, no estamos eligiendo desde nosotros, sino desde la inercia.

En cambio, cuando nos preguntamos “¿desde dónde lo estoy haciendo?”, estamos interrumpiendo ese modo impropio de vivir para volver a nosotros, a lo que Heidegger llamaría una existencia auténtica (eigentliche Existenz): aquella en la que asumo que soy posibilidad, y que lo que soy depende de cómo elijo ser, aquí y ahora.

Y aunque no tengamos control total sobre nuestra vida —porque nacemos con una historia, una cultura, unos vínculos—, siempre nos queda un margen: el modo en que respondemos.

A ese margen, a ese espacio donde se juega la diferencia entre reaccionar y responder, entre repetir y crear, es a lo que podríamos llamar el arte de habitar el tiempo.

Habitar el tiempo

Habitar el tiempo no es simplemente estar presente en el reloj, ni llenar los días de actividad.
Es aprender a estar en la vida con presencia, con conciencia y con sentido.
Es reconocer que no somos piezas fijas en un sistema, sino posibilidades que se despliegan en el cruce entre lo que fuimos, lo que deseamos y lo que decidimos ahora.

Habitar el tiempo es vivir con la responsabilidad de elegir, aunque sea un poco, desde dónde queremos vivir.

Es un arte. No se domina, se practica.

Y si en algún momento sientes que necesitas un espacio para ensayar ese arte, recuerda que no estás solo. Hay lugares —como este— donde esas preguntas son bienvenidas.

Efrén Morales

Acompaño a nuevos emprendedores y personas que están redefiniendo su proyecto y necesitan claridad, calma y sentido en el proceso. Como coach ontológico, te ayudo a ordenar ideas, conectar con lo esencial y avanzar con coherencia. Para que emprender no sea solo lanzar un proyecto, sino también elegir tu forma de estar en el mundo.. Más información.