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Evitar el malestar no lo elimina




Cuando evitamos lo que nos incomoda, como una tarea difícil, una conversación pendiente o incluso pensamientos que preferiríamos no tener, estamos tratando de escapar de ese malestar. Pero el problema es que esta evitación no elimina la incomodidad; más bien, la aplaza o la intensifica con el tiempo.

Por ejemplo, evitar hacer una tarea porque nos resulta abrumadora puede darnos alivio momentáneo. Sin embargo, la acumulación de responsabilidades o la sensación de culpa por no haberla realizado aumenta nuestra ansiedad. Lo mismo ocurre con las emociones: evitar sentir tristeza o enojo puede llevarnos a distraernos con otras cosas, pero estas emociones no desaparecen; simplemente se quedan ahí, esperando.


Por qué caemos en la evitación experiencial

El cerebro busca evitar el dolor: Nuestra mente está diseñada para protegernos de aquello que percibimos como una amenaza, incluidas las emociones desagradables.

El alivio inmediato es tentador: Posponer una tarea o distraernos de un pensamiento incómodo nos da una sensación de alivio rápido, aunque a largo plazo no sea útil.

La ilusión del control: Al evitar lo incómodo, sentimos que estamos tomando control, cuando en realidad estamos dejando que nuestras emociones nos dominen.


Cómo romper el ciclo de la evitación

Reconoce lo que sientes
En lugar de evitar tus emociones o pensamientos, obsérvalos sin juzgar. Pregúntate:
¿Qué estoy sintiendo ahora mismo?
¿Qué me hace querer evitar esto?
Nombrar las emociones puede ayudarte a disminuir su intensidad.

Acepta el malestar como parte de la experiencia
La vida incluye momentos incómodos, y eso está bien. En lugar de luchar contra ellos, permítete sentirlos como una señal de que estás enfrentando algo importante.

Actúa en coherencia con tus valores
En lugar de centrarte en evitar el malestar, enfócate en lo que es significativo para ti. Pregúntate:

¿Qué acción puedo tomar que esté alineada con lo que quiero conseguir?

Da un pequeño paso hacia lo que evitas
Si una tarea o emoción parece demasiado abrumadora, aborda solo una parte de ella. Por ejemplo, si tienes miedo a una conversación, comienza escribiendo tus pensamientos antes de hablar.


Una vida plena y significativa

Evitar lo incómodo puede parecer la solución más fácil, pero nos aleja de una vida plena y significativa. Aceptar el malestar como parte natural del proceso no solo reduce su impacto, sino que también nos permite avanzar hacia lo que realmente valoramos.

Si sientes que este patrón de evitación te está limitando, buscar apoyo puede ayudarte a gestionar tus emociones de manera más saludable y tomar las riendas de tus decisiones.

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