«Es mejor estar tranquilo que enamorado.» Escuché esta frase hace poco y me pareció interesante.
Es normal que, al principio, el enamoramiento traiga una montaña rusa de emociones, esa mezcla de intensidad y nervios que te descoloca.
Pero tiene sentido que sea así, ya que cuando nos enamoramos, el cerebro libera sustancias como la dopamina y la oxitocina, que nos hacen sentir euforia, alegría, y una conexión intensa con la otra persona.
Además, en esta etapa, tendemos a idealizar al otro, viendo solo lo positivo, lo que nos hace sentir aún más emocionados y vulnerables.
Con el tiempo, estas emociones se calman porque mantener ese nivel de intensidad sería agotador para nuestro cuerpo y mente.
Si intentas buscar la tranquilidad desde el primer momento, podrías ver esta fase, que es completamente normal, como un problema.
Esto puede llevarte a pensar que algo no va bien solo porque es intensa y, sin darte cuenta, podrías acabar la relación antes de tiempo, sin darle la oportunidad de evolucionar a algo más profundo y estable.
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