¿Quién no ha sentido envidia alguna vez? Es una emoción humana, inevitable en ciertos momentos, pero peligrosa si la dejamos crecer. Este refrán lo deja claro: la envidia no solo nos consume por dentro, también puede volverse contra nosotros como una serpiente que creíamos tener bajo control.
¿Qué es la envidia y por qué aparece?
La envidia surge cuando deseamos lo que otra persona tiene: éxito, relaciones, reconocimiento, o incluso su manera de ser. Puede disfrazarse de críticas hacia otros o de una constante comparación que nos deja agotados. Pero, ¿qué hay detrás? Muchas veces, inseguridades, miedos o la sensación de que no estamos avanzando como nos gustaría.
¿Cómo nos «muerde» la envidia?
Daña nuestras relaciones. Quien actúa desde la envidia puede terminar alejando a los demás. La crítica constante o la competencia silenciosa desgastan los vínculos.
Nos desconecta de nuestros valores. Cuando centramos nuestra energía en lo que otros tienen, olvidamos lo que realmente importa para nosotros.
Fomenta el estancamiento. La envidia nos ata a un lugar de frustración en lugar de motivarnos a crecer.
Afecta nuestra salud mental. Las emociones negativas prolongadas, como la envidia, generan estrés, ansiedad y malestar constante.
¿Qué podemos hacer?
Reconocerla sin culpas. Sentir envidia no te hace mala persona, pero sí es importante reconocerla y cuestionarla. Pregúntate: «¿Qué deseo realmente? ¿Cómo puedo trabajarlo desde mí y no desde los demás?»
Transformarla en admiración. Si alguien tiene algo que anhelas, en lugar de desear que lo pierda, observa cómo lo consiguió. ¿Qué puedes aprender de esa persona? La admiración es mucho más productiva que la envidia.
Agradecer lo propio. Practicar la gratitud ayuda a valorar lo que ya tienes. ¿Qué logros personales puedes celebrar hoy? Este ejercicio nos aleja de comparaciones dañinas.
Fijar metas reales. Usa la envidia como brújula para entender tus propios deseos y traza un plan para alcanzarlos. Por ejemplo, si sientes envidia de alguien con una carrera exitosa, ¿qué pasos podrías dar para avanzar en la tuya?
Conectar con tus valores. Pregúntate: «¿Qué es lo que realmente importa para mí?» Cuando vivimos alineados con nuestros valores, la envidia pierde fuerza porque estamos enfocados en lo que nos da sentido.
El antídoto está en ti
La envidia puede ser una serpiente que nos muerde, pero también puede ser una señal de lo que queremos alcanzar. En lugar de dejar que nos consuma, podemos usarla como una oportunidad para conocernos mejor y crecer. Al final, cada uno tiene su propio camino, y no podemos avanzar mirando siempre a los lados.
¿Y tú? ¿Qué harás con la serpiente? ¿La alimentarás o aprenderás a caminar más ligero, centrado en lo que de verdad importa?
Coach Personal acreditado por ICF. Máster en Psicología Clínica y Recursos Humanos. Consulta Presencial y Online en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.
Pero el que envida primero debe darse cuenta.