Ilustración inspirada en “Elogio de la ociosidad” de Bertrand Russell, mostrando a una persona descansando bajo la luz cálida mientras observa una ciudad idealizada.

Elogio de la ociosidad: ¿Y si trabajar menos fuera el camino a una vida mejor?



Ilustración inspirada en “Elogio de la ociosidad” de Bertrand Russell, mostrando a una persona descansando bajo la luz cálida mientras observa una ciudad idealizada.

«Trabajar menos podría hacer al mundo más justo, más sabio y más feliz.»
Así comienza uno de los ensayos más provocadores y actuales que he leído. Escrito hace 100 años, por cierto.

Te hablo de Elogio de la ociosidad, un texto breve pero potente publicado por el filósofo y matemático británico Bertrand Russell en 1932. En él, Russell se atreve a cuestionar una de las ideas más arraigadas de nuestra cultura: la exaltación del trabajo duro como una virtud en sí misma.

¿Trabajar más = vivir mejor? Russell decía que no.

Russell critica la forma en la que se nos ha enseñado a pensar que cuanto más trabajamos, más valiosos somos. Según él, esta idea no es natural ni neutral. Fue promovida, decía, por las clases altas, para que las clases trabajadoras aceptaran jornadas largas sin quejarse.

Ya en su época, Russell observaba que con la tecnología disponible se podía producir lo suficiente trabajando muchas menos horas. Imagina lo que pensaría si viera el mundo actual.

Y, sin embargo, seguimos manteniendo el desempleo por un lado y la sobrecarga laboral por otro. En vez de repartir el trabajo y el tiempo, seguimos atrapados en la lógica de la productividad sin pausa.

¿Y si el problema no es la falta de tiempo, sino el exceso de exigencia?

El título del ensayo puede llevar a confusión. Elogio de la ociosidad no es una invitación a hacer nada, a vaguear o a “tirarse en el sofá”. Lo que Russell propone es algo mucho más interesante:
más tiempo libre para cultivar el pensamiento, la creatividad, la lectura, la vida cultural y el placer de vivir.

Tiempo para ser, no solo para hacer.

Él lo llama ocio creativo. Un ocio que no adormece, sino que despierta. Que no nos desconecta, sino que nos reconecta con lo que somos, con lo que nos importa.

Menos trabajo, más bienestar: ¿utopía o posibilidad?

Russell imaginaba un mundo donde trabajáramos solo cuatro horas al día.
Y donde, gracias a ello, tuviéramos más:

Empleo para todos.
Menos estrés.
Mejor salud mental.
Más tiempo para educarnos, pensar y participar activamente en la sociedad.

Vivimos en un mundo donde cada vez más personas sienten que no tienen tiempo para nada, y donde el descanso genuino se ha vuelto casi un lujo. Y, sin embargo, también vivimos en un momento histórico donde la tecnología podría permitirnos justamente eso: trabajar menos y vivir mejor.

¿Y si tuviera razón?

Tal vez este ensayo no tenga todas las respuestas. Pero sí plantea una pregunta que merece ser tomada en serio:
¿Y si la clave para una vida más plena no está en hacer más, sino en exigirnos menos y vivir con más intención?

Si este tema te remueve, te recomiendo leer Elogio de la ociosidad. Es breve, directo y, sobre todo, muy humano.

Y tú, ¿qué opinas?
¿Crees que trabajar menos podría llevarnos a una vida más feliz?

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