Frente a la emoción que es caliente, intensa, visualizamos a nuestro cerebro como el racional, el tranquilo de la banda.
Pero esto ya es así desde la Antigua Grecia. Aunque Hipócrates señala que el cerebro es la base la inteligencia, para Aristóteles sin embargo, se encuentra en el corazón y el cerebro es como un moderno radiador que enfría la sangre que previamente se calienta en el corazón.
Aunque físicamente no es correcto, simbólicamente tiene su sentido. Tu razón refrigera, enfría, redirige a tu emoción. Curioso, ¿verdad?
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