El mayor problema que enfrentan los coaches cuando no reconocen una patología es que pueden empeorar el malestar del cliente. Los coaches ayudan a mejorar en lo personal y profesional, pero no están preparados para tratar problemas de salud mental.
Para saber cuándo acudir a un coach y cuándo a un psicólogo, es importante que identifiques el tipo de problema que tienes. Si se trata de fijar metas, mejorar habilidades profesionales o encontrar motivación, un coach puede ayudar. Pero si tienes tristeza constante, ansiedad fuerte, pensamientos negativos o problemas graves en tu vida diaria, debes buscar la ayuda de un psicólogo.
Si eres coach es importante que recibas formación en psicopatología. Esto te ayudará a identificar señales de alerta y referir a tus clientes a un psicólogo cuando sea necesario, asegurando así que cada persona recibe la atención adecuada para su bienestar.
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