Estás caminando por un callejón oscuro. De repente, cinco matones aparecen frente a ti. ¿Qué haces? Probablemente no te lanzarías de frente sin pensar, ¿verdad? Buscarías opciones: escapar, entrar en una tienda cercana, tal vez buscar ayuda. Tomarías una decisión basada en el análisis de la situación y las posibilidades que tienes.
Ahora, reflexiona: ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestros problemas personales? Muchas veces, cuando enfrentamos un conflicto interno, una dificultad laboral o un dilema emocional, tendemos a enfrentarnos a ello sin un plan claro, sin estrategia, de frente y sin pensar en las consecuencias.
La importancia de la estrategia en la resolución de problemas
Al igual que en el ejemplo del callejón oscuro, resolver un problema de manera efectiva requiere estrategia. Afrontar cualquier situación sin un plan puede ser agotador y, muchas veces, ineficaz. Entonces, ¿cómo podemos diseñar una estrategia para enfrentar nuestros problemas? Aquí te dejo algunos pasos que puedes aplicar:
1. Evalúa la situación
En el callejón oscuro, lo primero que harías es analizar el entorno: ¿hay salidas? ¿Está alguien cerca para ayudarte? Haz lo mismo con tus problemas. Antes de actuar, observa. ¿Qué está pasando realmente? ¿Qué opciones tienes? ¿Qué recursos puedes usar?
Pregúntate: ¿Entiendo realmente este problema o estoy actuando por impulso?
2. Define tu objetivo
Cuando enfrentas una situación complicada, es fácil entrar en pánico y reaccionar sin rumbo. Definir lo que quieres lograr te ayudará a mantener la calma y enfocar tus acciones. Por ejemplo, en el caso de los matones, tu objetivo sería claro: salir de allí sano y salvo.
Ejemplo práctico: Si tienes un conflicto en el trabajo, tu objetivo podría ser solucionar el malentendido y mejorar la comunicación con tu compañero.
3. Genera alternativas
En el callejón oscuro, probablemente pensarías en varias opciones: correr, esconderte o pedir ayuda. Haz lo mismo con tus problemas. Generar varias soluciones posibles te dará flexibilidad para actuar según lo que necesites.
Técnica útil: Haz una lista de al menos tres maneras de abordar el problema. Algunas pueden parecer arriesgadas o creativas, pero no te cierres a ellas.
4. Evalúa riesgos y beneficios
Cada acción tiene consecuencias. En el caso del callejón, correr podría ser efectivo, pero tal vez no haya un lugar seguro cerca. De manera similar, en tus problemas, analiza qué puede pasar si tomas una u otra decisión.
Haz una lista rápida: ¿Qué puede salir bien? ¿Qué puede salir mal? Esto te ayudará a decidir mejor.
5. Actúa con decisión
Una vez que tengas un plan, ejecútalo con confianza. La duda y la indecisión suelen ser más perjudiciales que un error. No te preocupes si la solución no es perfecta; recuerda que avanzar es mejor que quedarte paralizado.
Recuerda: Si algo no sale como esperabas, siempre puedes ajustar tu estrategia.
¿Por qué actuar sin estrategia nos cuesta caro?
Volvamos al ejemplo del callejón. Si te lanzas sin pensar, probablemente terminarías peor de lo que empezaste. Lo mismo sucede con tus problemas: actuar sin analizar puede generar más conflictos, frustración o sensación de fracaso.
La clave está en recordar que los problemas no son enemigos que debemos derrotar a toda costa. Son desafíos que requieren observación, creatividad y acción planificada.
Siempre necesitas un plan
La próxima vez que te encuentres enfrentando una dificultad, pregúntate: ¿Estoy reaccionando impulsivamente o tengo una estrategia? Actuar con un plan no solo aumenta tus probabilidades de éxito, sino que también reduce el estrés y la ansiedad.
Recuerda, enfrentarte a algo no significa cargar con todo a la vez ni resolverlo de golpe. Así como buscarías la mejor salida en un callejón oscuro, haz lo mismo con tus problemas: analiza, planea y avanza.
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Coach Personal. Estudiante de Grado en Psicologia (Universidad de La Laguna). Consulta Presencial en Santa Cruz de Tenerife. Te acompaño en la búsqueda de tu Plan de Acción. Información de Contacto.