El estrés puede aparecer en cualquier momento: un problema en el trabajo, una discusión inesperada o una acumulación de tareas. Sentirlo es natural, pero aprender a gestionarlo es lo que marca la diferencia. Mantener la calma no significa ignorar los problemas, sino enfrentarlos con claridad y equilibrio. Aquí tienes algunas claves para conseguirlo.
¿Por qué es importante mantener la calma?
Cuando estamos estresados, nuestra mente entra en un estado de «lucha o huida«, un mecanismo natural diseñado para situaciones de peligro inmediato. Sin embargo, en el día a día, este estado puede nublar nuestro juicio, hacernos reaccionar de forma impulsiva y aumentar nuestra sensación de malestar. Mantener la calma nos permite responder en lugar de reaccionar, tomar decisiones más acertadas y cuidar de nuestra salud mental.
Estrategias para mantener la calma
Respira conscientemente
En momentos de estrés, nuestra respiración suele acelerarse, lo que alimenta la sensación de ansiedad. Tómate un momento para inhalar profundamente por la nariz, sostén el aire unos segundos y exhala lentamente por la boca. Esto no solo calma tu cuerpo, sino también tu mente.
Haz una pausa mental
Cuando todo parece demasiado, detenerte un momento para reflexionar puede ser tu mejor herramienta. Pregúntate:
¿Qué está bajo mi control ahora?
¿Es tan grave como parece o estoy amplificando la situación?
Enfócate en lo inmediato
En lugar de preocuparte por todo lo que puede salir mal, céntrate en lo que puedes hacer ahora. Dividir las tareas en pasos pequeños hace que las cosas parezcan más manejables.
Desactiva los pensamientos automáticos
Muchas veces, el estrés viene de pensamientos como «no voy a poder con esto» o «todo está saliendo mal». Practica identificar esas ideas y cámbialas por afirmaciones más realistas:
«Estoy haciendo lo mejor que puedo ahora.»
«Esto es solo un momento difícil, no define todo mi día.»
Encuentra tu ancla de calma
Puede ser algo tan simple como escuchar música relajante, dar un paseo, meditar o escribir en un diario. Descubre qué actividades te devuelven a un estado de equilibrio y conviértelas en tu recurso habitual.
Rodéate de apoyo positivo
Hablar con alguien de confianza puede ayudarte a procesar lo que sientes y verlo desde otra perspectiva. No temas pedir ayuda si la necesitas.
Ejemplo práctico
Imagina que tienes una presentación importante en el trabajo y sientes que el estrés te abruma. Podrías aplicar estas estrategias: detente un momento, respira profundamente, haz una lista de los puntos clave que quieres exponer y recuerda que no necesitas ser perfecto, solo transmitir tu mensaje. Estos pasos simples pueden marcar una gran diferencia en tu estado mental.
Inevitable pero …
El estrés es inevitable, pero no tiene que controlar tu vida. Con pequeñas acciones diarias puedes aprender a mantener la calma, incluso en las situaciones más complicadas.
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